Aunque se logre encontrar una cura para el COVID-19, las economías avanzadas tienen la obligación de garantizar el acceso a millones de personas que viven en países de escasos recursos
Nayeli Meza Orozco | meor.nayeli@gmail.com | Escala Legal | A1V8
Las mayores potencias entraron en una carrera contra el tiempo para encontrar una vacuna contra el COVID-19 y aunque los resultados son alentadores, la recta final aún se vislumbra distante.
Históricamente las investigaciones para encontrar una cura requieren de años y millonarias inversiones antes de que sean aplicadas a pacientes, pero científicos de todo el mundo trabajan día y noche para producir una cura eficaz a más tardar en la primavera del próximo año.
Cada minuto cuenta:
El mundo está por llegar a los 60 millones de casos positivos y la cifra de decesos supera el millón, de acuerdo con estimaciones de la Universidad Johns Hopkins.
Estados Unidos, China, Alemania y Rusia son algunas de las naciones que desde hace meses se dedican de tiempo completo a realizar pruebas de laboratorio y ensayos clínicos.
Con base en información de rastreadores de vacunas contra el virus SARS-CoV-2 en este momento hay 54 vacunas en ensayos clínicos en humanos y más de 87 preclínicas que se encuentran bajo investigación en animales.
El 9 de noviembre, Pfizer y la empresa alemana BioNTech anunciaron que su vacuna tenía una eficacia superior al 90%, un hecho sin precedentes y que dio esperanza a los científicos de todo el mundo.
El 20 de noviembre la estadounidense presentó una autorización de uso de emergencia para su vacuna a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA).
La segunda que se apresuró en dar buenas noticias fue la farmacéutica Moderna, que anunció que su vacuna tiene una efectividad de 94.5 por ciento.
Rusia no se quiso quedar atrás y según los datos preliminares de un segundo análisis del Centro Gamaleya y el Fondo de Inversiones Directas de Rusia (FIDR), Sputnik V mostró más del 95 por ciento de eficacia.
Alejandro Macías Hernández, excomisionado especial para la Atención de la Influenza en México, asegura que uno de los mayores desafíos es que serán necesarias dos dosis y el tiempo de aplicación puede extenderse más de un año solo para inmunizar al 50 por ciento de la población.
“Vamos a tener un menú variado de vacunas y desde luego esta es la única posibilidad que existe para volver a una normalidad semejante a la que se tenía en 2019, pero no será algo sencillo ni rápido porque una vez que se comience a aplicar la vacuna hay que esperar a ver cómo funciona en las personas y los efectos que tiene en ellas”, dice.
Garantizar el acceso a todos
La búsqueda de una cura movilizó esfuerzos históricos y alianzas público-privadas a nivel internacional, pero una de las mayores preocupaciones es que la distribución de la vacuna no sea equitativa.
Durante su último encuentro, el G-20, grupo del que forma parte México, se comprometió a asegurar que el acceso a la vacuna sea asequible para todas las personas en el mundo.
Sin embargo, una de las mayores preocupaciones de los científicos es que las dosis deben mantenerse en una cadena de frío y la logística del transporte y almacenamiento es vital para que lleguen a millones de pacientes. Un reto nada sencillo para ningún país.
La vacuna producida por Pfizer y BioNTech debe estar a -70 grados Celsius durante su transportación, mientras que la de Moderna puede estar en congeladores que se utilizan en farmacias, pero su volumen de producción será de mucho menor alcance.
A pesar de que existía una variada oferta en el mercado, Alejandro Macías Hernández asegura que es necesaria la coordinación entre todas las naciones para salir adelante de esta crisis sin precedentes.
“El mundo necesita que haya vacunas económicas para que los países en desarrollo puedan acceder a ellas. Afortunadamente hay una consciencia de que este problema es mundial y todos deben de trabajar para resolverlo, no es algo de un solo país”.
Cifras:
- 54 vacunas se encuentran en ensayos clínicos en humanos
- 94.5% es la efectividad de la vacuna producida por la farmacéutica Moderna
“El mundo necesita que haya vacunas económicas para que los países en desarrollo puedan acceder a ellas. Afortunadamente hay una consciencia de que este problema es mundial y todos deben de trabajar para resolverlo, no es algo de un solo país”.
Alejandro Macías Hernández, Excomisionado especial para la Atención de la Influenza en México
Artículos Relacionados: