- La llegada de Joe Biden a la presidencia de los Estados Unidos representa una oportunidad histórica para que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, busque construir una nueva relación basada en la cooperación y respeto y deje atrás los desencuentros que se tuvieron con la administración de Donald Trump.
Todos en este mundo hemos vivido y padecido de una otra manera los efectos de la pandemia derivada del COVID, ya sea en el plano personal, en el laboral, o en el familiar, con sus múltiples consecuencias económicas, emocionales, muchas indudablemente de salud, destacando la muerte de personas de todas clases sociales, edades, género, o nacionalidad.
Las incuestionables crisis sociales, económicas, y políticas a nivel mundial que ya se venían experimentando, se exacerbaron desmesuradamente con la pandemia este año que pasó, y desafortunadamente, sin necesidad de ser agorero, podemos coincidir en que se vislumbra un panorama similar o peor en el 2021.
En nuestro país, no seremos la excepción, aderezado el problema con el altamente cuestionado manejo sanitario en todos los niveles de gobierno, destacando sobre manera el federal.
Todo el manejo de los cierres comerciales, la habitual insuficiencia de capacidad de nuestro sistema de salud desnudada hasta el extremo por el constante incremento en las personas contagiadas, y ahora la incertidumbre en cuanto las medidas y políticas de vacunación que se están llevando a cabo, son muestras indubitables de la problemática a la que estaremos expuestos.
En ese entorno, el 6 de junio del presente año, tendremos la jornada electoral más grande en la historia de nuestro país, donde el Instituto Nacional Electoral, en coordinación con los diversos organismos públicos locales, desarrollarán las actividades requeridas para la elección de 15 gubernaturas, 500 diputaciones, congresos estatales y alcaldías.
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Esperemos que el presidente López Obrador entienda este momento histórico coyuntural, como un nuevo inicio, y que los desencuentros que se tuvieron con el presidente Trump, como el muy emblemático muro fronterizo, queden en el pasado.
Reconociendo la insoslayable importancia en el orden mundial de los Estados Unidos de América, nuestro principal socio comercial y además por su vecindad, de gran influencia en nuestra estructura y equilibrio económico-político-social, la toma posesión de Joe Biden como presidente de esa nación es un evento que representa una magnífica oportunidad para nuestro gobierno para fortalecer lazos, lograr acuerdos y apoyos que nos ayuden a paliar la terrible desigualdad, mejorar la seguridad pública y todo el tema del narcotráfico que nos aqueja desde hace varios sexenios.
Esperemos que el presidente López Obrador entienda este momento histórico coyuntural, como un nuevo inicio, y que los desencuentros que se tuvieron con el presidente Trump, como el muy emblemático muro fronterizo, queden en el pasado.
El gobierno federal, primordialmente a través del canciller Marcelo Ebrard deberá enfocarse a realizar acciones prontas y consistentes con el presidente Biden y su equipo para demostrar voluntad política de acercamiento hacia una mejor relación, que tenga efectos inmediatos y se logren tender puentes que hagan olvidar los paradójicos apoyos que se vertieron al presidente Trump en menoscabo del candidato demócrata y ahora presidente.
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El gobierno federal, primordialmente a través del canciller Marcelo Ebrard deberá enfocarse a realizar acciones prontas y consistentes con el presidente Biden y su equipo para demostrar voluntad política de acercamiento hacia una mejor relación.
Dentro de las propuestas del nuevo presidente norteamericano, destacamos su intención de retomar el enfoque internacionalista de los Estados Unidos, en comparación con la notoria política exterior del presidente Trump de retraerse de la esfera global.
No deja de ser esperanzador, por ejemplo, que Joe Biden haya manifestado su intención de reincorporarse al Acuerdo de París sobre el cambio climático como una de sus primeras acciones de gobierno.
Se ha escuchado que uno de los principales atributos de Biden es saber escuchar y actuar con cautela al momento de tomar decisiones.
A diferencia de su antecesor, esperemos que se rodeé de un buen equipo de asesores, pero sobre todo que los tome en cuenta, para que lo auxilien a determinar el cauce a seguir en relaciones tan complicadas pero inevitables en el orden mundial como lo son con China, Corea del Norte, Irán y Rusia, y el siempre complicado Medio Oriente.
Surgen muchas interrogantes: ¿Endurecerá Estados Unidos sus acciones comerciales contra estas naciones? ¿O buscará solidificar sus alianzas económicas en perjuicio de las controvertidas restricciones políticas y democráticas en esos países? ¿Cómo enfocará sus acciones contra las continuas infracciones chinas en materia de propiedad intelectual ¿A diferencia de Trump, estará dispuesto a confrontar a Rusia?
Otro factor fundamental a considerar es el riesgo latente de las armas nucleares que se sabe se han incrementado considerablemente en el mundo, en especial en Rusia y China.
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Biden igualmente ha señalado su especial interés en apoyar la generación de energías limpias, con una plan muy concreto para dejar de utilizar carbón para la generación de energía eléctrica, siendo incluso un tema trascendental en su plan económico.
América Latina estará muy presente en la agenda del presidente Joe Biden, ya que tiene claramente identificado que la problemática general de narcotráfico, migración ilegal e inseguridad, no logrará resolverse solamente con la aplicación estricta de medidas de control fronterizo o sanciones a los países de origen, sino que será indispensable el procurar apoyos económicos directos y en empréstitos a las diversas naciones del continente, con énfasis en Centroamérica.
Biden igualmente ha señalado su especial interés en apoyar la generación de energías limpias, con un plan muy concreto para dejar de utilizar carbón para la generación de energía eléctrica, siendo incluso un tema trascendental en su plan económico.
Es aquí, donde de manera inmediata y concreta, nuestro país debe revisar y alinear su política energética que hemos venido viendo con azoro, la serie de desatinos que han estado cometiendo los funcionarios federales responsables, con acciones de franca inconstitucionalidad, atacando y desalentando la inversión en energía eólica y solar.
Sin duda, el orden mundial ha cambiado desde que Joe Biden estuvo en la Casa Blanca hace cuatro años. Los retos de la pandemia, y la polarización política en su país vienen a complicar aún más el reto de dirigir a la nación más poderosa del planeta, sin olvidar la preocupación que genera su edad de 78 años.
Es un reto, en el cual no valen las excusas. Y nosotros en México estaremos muy atentos a su desempeño, tomando en cuenta la ampliamente conocida y lapidaria frase “si a Estados Unidos le da gripe, a México le da pulmonía”.