- En este artículo, el estudiante de la Facultad Libre de Derecho de Monterrey propone 3 puntos para mejorar la profesión legal y terminar con algunos estereotipos negativos relacionados con los abogados en los medios de comunicación
Sin tener conocimientos legales previos, ni familiares en el gremio ni conexiones que me predispusieran, decidí hace un poco más de 4 años -en contra de todo pronóstico-, estudiar derecho. Decir que ha sido un camino muy diferente al que imaginé sería una subestimación. Definitivamente, mi concepción de un abogado o abogada a los 18 años se basaba únicamente en malos estereotipos de series y películas, distante de lo que ahora considero que es.
En las facultades de derecho, se nos exige proponer soluciones jurídicas a problemas jurídicos. No obstante, en la vida real, debemos ofrecer soluciones a problemas en su conjunto.
Sin embargo, paradójicamente, mi errónea caricaturización de la profesión me brinda cierta esperanza, por la cual hoy creo que puede ser diferente, puede ser mejor.
Siguiendo esta línea y con una seguridad completa de que puedo equivocarme, me gustaría proponer tres puntos a docentes y estudiantes de derecho, que creo que podrían beneficiar a la profesión.
Estos puntos los he recopilado a través de la experiencia, y aunque no sean infalibles, considero que merece la pena discutirlos.
Las mejores preguntas a menudo carecen de respuestas definitivas
En ocasiones, la dinámica de una clase (o la necesidad de proporcionar un resultado al cliente) hace que las preguntas difíciles sean pasadas por alto o simplemente ignoradas.
No obstante, pienso que los casos extremadamente complejos y que rozan lo absurdo pueden llevar a un aprendizaje mucho más significativo. Comprender la lógica subyacente de las figuras jurídicas y su coherencia interna solo es posible cuando se lleva el supuesto a sus límites.
Es cierto que en muchas ocasiones la respuesta podría ser que no existe respuesta alguna, pero el proceso lógico y jurídico seguido es lo que realmente importa.
Muchas concepciones sobre la abogacía obedecen a lógicas que se han diluido con el tiempo. No debemos temer cuestionar, indagar y cambiar la forma en que ejercemos la profesión.
El derecho no lo es todo
En las facultades de derecho, se nos exige proponer soluciones jurídicas a problemas jurídicos.
No obstante, en la vida real, debemos ofrecer soluciones a problemas en su conjunto. Obsesionarse con resolver cuestiones mediante enfoques estrictamente jurídicos cuando no es necesario puede resultar contraproducente, y esto es algo que deberíamos aprender desde la universidad.
A nadie le entusiasma llevar traje
O, bueno, quizás a algunos sí, pero ¿es realmente imprescindible usarlo siempre?
Muchas concepciones sobre la abogacía obedecen a lógicas que se han diluido con el tiempo. No debemos temer cuestionar, indagar y cambiar la forma en que ejercemos la profesión.