- La autora estudiante de la Facultad Libre de Derecho de Monterrey enumera 3 aspectos claves para formar un abogado competente: habilidad para comunicarse, la formación ética y el pensamiento crítico
Considero que la enseñanza del derecho puede ser compleja, especialmente al considerar las diversas áreas, profesiones y responsabilidades que su aplicación conlleva. Al final del día, creo que todas las universidades deben tener en cuenta al diseñar sus programas de estudio de derecho, el objetivo de formar facilitadores de justicia.
En mi breve experiencia estudiando derecho (3 semestres), he identificado tres elementos que personalmente considero indispensables para formar a un jurista competente.
A pesar de que objetivamente esto no tenga relación alguna con la práctica del derecho per sé, la comunicación es clave para el convencimiento, la relación entre personas y la comunicación de ideas.
Habilidad para la comunicación
A pesar de que objetivamente esto no tenga relación alguna con la práctica del derecho per sé, la comunicación es clave para el convencimiento, la relación entre personas y la comunicación de ideas.
Desde mi primer semestre he escuchado a varios maestros y maestras decir que, en el derecho no cabe la timidez. Nada pierdes por preguntar sobre aquella oportunidad laboral que te interesa o conversar con una figura del derecho que admiras. Acercarte a cuestionar cosas al final de la clase, pedir ayuda en aquello que se te dificulta y discrepar abiertamente sobre un criterio, son cosas que por más mínimas que parezcan nos ayudarán a formar carácter como juristas y formar un criterio propio.
Enseñanza de la ética
Considero que es fundamental que la ética se enseñe como base y fundamento del derecho, ya que sin una formación basada en el servicio y la priorización del bien común, resultará sencillo corromper a abogados y abogadas. Aunque la educación desde el núcleo familiar y la infancia influye, no se puede ignorar que a lo largo de la vida y la carrera escuchamos acerca de prácticas que normalizan la mentira, el engaño y la trampa.
Es esencial que las nuevas generaciones adopten mentalidades basadas en valores, ética y honestidad, desafiando la imagen del abogado corrupto que algunos profesionales del derecho han encarnado con el tiempo.
Considero que es fundamental que la ética se enseñe como base y fundamento del derecho, ya que sin una formación basada en el servicio y la priorización del bien común, resultará sencillo corromper a abogados y abogadas.
Pensamiento crítico
En carreras como derecho, a menudo se acepta sin cuestionar todo lo que se enseña. Sin embargo, no es posible cambiar lo que no nos gusta del sistema si simplemente lo aceptamos como norma. Es crucial que las instituciones fomenten el desarrollo de un pensamiento crítico que pueda ser defendido y sustentado, incluso si difiere de lo común o tradicional, por parte de los estudiantes y futuros abogados.
Estos tres pilares no emergen de la nada, sino a través de experiencias, aprendizaje y la guía de los líderes. Sin duda, sigo desarrollándolos cada día en conjunto con mis profesores, compañeros y los roles que asumo en la Facultad Libre de Derecho de Monterrey.