Existe un amplio reconocimiento de que cada vez es mayor la participación de las mujeres en ámbitos como la educación, el trabajo, la política, la comunidad, los medios de comunicación, entre otros, donde vienen ocupando cargos importantes y de liderazgo que hace tan sólo unas décadas eran impensables.
Sin embargo, sigue persistiendo el sexismo y la discriminación hacia las mujeres en áreas como las antes mencionadas y en otras como la familia, la iglesia, las leyes, etcétera, donde pueden aparecer de manera abierta o velada.
Las mujeres estamos dejando atrás nuestro rol secundario y el mundo privado para ocupar lugares importantes en la sociedad, basados en una identidad construida a partir de nuestras capacidades innatas.
Hoy nos enfocaremos en el área laboral. Nos interesa cuestionar cómo a las mujeres todavía se les sigue excluyendo de los cargos de alta dirección donde se da la toma de decisiones, encontrándose con lo que se conoce como techo de cristal, y por otra parte, debemos seguir discutiendo y analizando las formas en que se ha empezado a romper esta barrera que limita el crecimiento de las mujeres.
El techo de cristal es un concepto reciente, de hecho cobra fuerza en la década de los 90´s planteado por algunas estudiosas de la sociología interesadas en el trabajo de las mujeres, específicamente en los países anglosajones (Holloway, 1993; Davidson y Coope)
El techo de cristal caracteriza a una superficie superior invisible en la carrera laboral de las mujeres que resulta difícil de traspasar, impidiendo que las mujeres sigan avanzando. Se refiere, por lo tanto, a aquellos límites o barreras implícitos que impiden que las mujeres continúen ascendiendo en su carrera laboral.
En un principio, el concepto de techo de cristal fue utilizado para analizar la carrera laboral de mujeres que, contando con una carrera profesional y un nivel de calificación alto en sus lugares de trabajo, en determinado momento de sus carreras se topaban con un freno.
Todo lo anterior, como resultado de una cultura patriarcal androcéntrica que deriva en una discriminación de género por la que atraviesan muchas mujeres en el ámbito laboral y que les obstaculiza acceder a cargos de alta dirección.
En México las mujeres cada vez están más dispuestas a romper los techos de cristal, conocedoras de que solo con preparación continua en lo social, académico, política entre otras, estaremos listas para tener una participación al mismo nivel que los hombres en todos los ámbitos que conforman el Estado.
Ejemplos de este tipo son los múltiples casos de mujeres que han logrado ocupar cargos muy importantes en una empresa, institución, organización, etcétera, pero que al querer ascender o escalar al puesto más alto —como una presidencia, dirección general, etcétera—, se encontraron con ese tope o techo de cristal, que provoca que todavía en la actualidad es muy raro ver a mujeres ocupando los más altos niveles o cargos en la empresa, institución u organización.
El techo de las mujeres con un trabajo remunerado en la década de los 40´s estaba hecho de mármol, no de cristal. En aquella época, muchas compañías negaban cualquier posibilidad de que las mujeres ocuparan alguna posición de responsabilidad o autoridad, es decir, estaban marginadas de cualquier toma de decisiones.
El techo de cristal sugiere que la ejecución del trabajo de las mujeres es, al menos, igual que el de los hombres, por lo que las diferencias objetivas en cuanto al desempeño resultan insuficientes para explicar las diferencias entre mujeres y hombres en cuanto a salario, estatus o posición laboral, así como en los porcentajes de promociones.
Más aún, resulta muy interesante cómo los hombres estaban muy bien situados sobre un elevado piso de mármol, al prevenírseles de no aceptar trabajos como de taquimecanógrafos o secretarios.
El término sugiere que la ejecución del trabajo de las mujeres es, al menos, igual que el de los hombres, por lo que las diferencias objetivas en cuanto al desempeño resultan insuficientes para explicar las diferencias entre mujeres y hombres en cuanto a salario, estatus o posición laboral, así como en los porcentajes de promociones.
Otro campo donde está fuertemente arraigado el techo de cristal, es en el mundo de la política, especialmente en los niveles más altos.
Pero, ¿cómo han logrado estas mujeres romper con estas barreras y obstáculos que, en ocasiones como en la década de los 40´s, parecían más bien de mármol?
Hay que destacar aquí que la lucha del movimiento feminista en los diferentes países ha sido un elemento clave, así como el enfoque de género que empieza a permear diferentes prácticas y políticas públicas.
Esto, sin lugar a dudas, ha contribuido al empoderamiento de las mujeres para el conocimiento y reclamo de sus derechos, y para que los países se sensibilicen más y lleven a la práctica —aunque en forma lenta—, las diferentes convenciones suscritas contra todas las formas de discriminación hacia las mujeres, así como los acuerdos derivados de las Conferencias Mundiales sobre la Mujer, convocadas por la ONU.
En México las mujeres cada vez están más dispuestas a romper los TECHOS DE CRISTAL, conocedoras de que solo con preparación continua en lo social, académico, política entre otras, estaremos listas para tener una participación al mismo nivel que los hombres en todos los ámbitos que conforman el Estado.
¿Y tú estás lista?
La autora es abogada litigante, fundadora de Guerra-Alegna y Asociados y fundadora presidenta de Venumia, A.C.