Una nueva escuela de pensamiento en el derecho busca cambios desde la percepción que se tiene de la profesión, las herramientas digitales, los modelos de negocio y la prestación de servicios a los clientes, sobre todo desde los despachos de abogados.
- Hoy, cada vez existen más despachos que han abolido el cobro por hora y han adoptado precios fijos por resultados medibles y escalables
- Las nuevas generaciones que dirigen los despachos han empezado por reconocer el valor social de la asesoría jurídica
¿Nuestra profesión nos define como personas? Quien es neojurista sabe que hay más en la vida. Esta escuela de pensamiento rechaza la idea de trabajar en despachos hasta altas horas de la madrugada o de sentir orgullo por no tener días libres.
La búsqueda de eficiencia ha detonado la popularidad del legaltech, que no se trata de reemplazar abogados humanos con inteligencia artificial sino, más bien, de usar tecnología digital cotidiana (correo electrónico, gestores de proyecto, automatización o plataformas de mensajería instantánea), para prestar nuestros servicios de una manera más eficiente.
Sin embargo, el neojurismo contempla más que la figura del abogado digital. Tiene que ver con un asunto de percepción y para eso, se necesitan mucho más que programas de cómputo.
El neojurismo busca hacer el derecho accesible a toda la población a través del uso de lenguaje: sentencias sin transcripciones, escritos sin latinajos, contratos sencillos y hasta formas alternativas de comunicación (como gráficos y audiovisuales). El objetivo es transmitir conceptos jurídicos complejos de manera sencilla.
Compartir conocimiento y promover la colaboración con personas de otras disciplinas es fundamental. Esta idea nace de reconocer que los abogados no deben de saberlo todo, sino que tienen la responsabilidad de adquirir capacidades y conocimientos técnicos para poder aplicar el derecho. La pluralidad de perspectivas da los elementos necesarios para hacer interpretaciones legales basadas en la realidad social.
Quizá donde el neojurismo está teniendo más eco es en los despachos de abogados. Las nuevas generaciones que los dirigen han empezado por reconocer que a pesar de que el derecho es una profesión, la asesoría jurídica tiene mucho valor social.
Hay que implementar modelos de negocios innovadores, estrategias de publicidad novedosas, e incluso, a cambiar la forma en la que se prestan los servicios y se lleva la comunicación con los clientes. Ver el derecho como una industria obliga a escuchar al consumidor para ofrecerle soluciones que son mucho mejores que las de la competencia.
Eso lleva a cuestionar modelos de negocio de antaño. Hoy, cada vez existen más despachos que han abolido el cobro por hora y han adoptado precios fijos por resultados medibles y escalables.
Los días en donde el abogado podía ignorar al mercado por completo han llegado a su fin. La industria de servicios legales está por traer nuevas ofertas, como proveedores alternativos, tecno-despachos y boutiques transnacionales que van a relegar al olvido a los grandes despachos tradicionales que no puedan adaptarse a este cambio de época.
El neojurismo llegó para quedarse y sólo el tiempo dirá cuáles serán los pilares ideológicos de esta nueva corriente que se convertirá en el nuevo orden tradicional.
Sobre el autor: Juan Conde es Abogado, Conferencista y fundador de NOVUS CONCILIUM. Su página oficial https://www.lawyercount.net/bio