A finales del 2022, la BBC, a través de su campaña Work Life, llevó a cabo una investigación en 10 países como muestra del plano económico y de la fuerza de trabajo global.
El estudio arrojó una impactante conclusión: las mujeres con mayor crecimiento en su carrera profesional tienden al divorcio en un 15 por ciento, más que aquellas mujeres que no reciben promociones u ocupan puestos de alto nivel ejecutivo.
Y a pesar de que mi ambición con esta pieza es muy contraria a abatirlos con números, resultan inverosímiles; siendo mi propósito expresar el desconcierto que sentí, esperando contagiarles de la línea de pensamiento que generé a partir de esta emoción.
Comencemos por comprender que hoy estamos viviendo la etapa en donde más mujeres formamos parte de la población económicamente activa. El 39.7 por ciento de la fuerza de trabajo se encuentra integrada actualmente por mujeres, cabe destacar que estas también conforman el 60 por ciento de la población trabajadora-pobre mundial.
Si bien en el plano del trabajo asalariado, las mujeres siempre tenderán a salarios mucho menores, aquellas que logran superar las retadoras estadísticas ven su proyecto de vida personal agraviado.
Y no es que éste último sea requisito para el éxito.
Una investigación de la BBC reveló que las mujeres con mayor crecimiento en su carrera profesional tienden al divorcio en un 15 por ciento, más que aquellas mujeres que no reciben promociones u ocupan puestos de alto nivel ejecutivo.
Está muy alejado del discurso en cuestión el insinuar la obligación de las mujeres en conquistar cada esfera del desarrollo profesional y personal impuesto como humano.
Sin embargo, objetivamente comparándolo con el 5 por ciento de los hombres en altos puestos ejecutivos que posteriormente a su promoción se divorcian, comprendemos que hay un desbalance estructural que se manifiesta en lo sistémico a través de los roles de género y expectativas que deben cubrir las mujeres en altos puestos ejecutivos en su escena nuclear y con su pareja.
Sosteniendo esa idea en mente, contemplemos que el crecimiento laboral implica ajustes en la dinámica familiar, se sugeriría que los hombres en estos matrimonios heterosexuales son los menos dispuestos en desacelerar su crecimiento personal o profesional velando por su familia y la nueva posición de su pareja mujer.
Es importante colaborar en un sistema donde las mujeres trabajadoras puedan desarrollar el proyecto de vida que deseen, donde los cónyuges y parejas primarias se desprendan de la patriarcalidad del concepto de “proveedor” como masculino.
La división equitativa del trabajo doméstico implica una causal común de desapego por parte del hombre hacia su pareja mujer, de acuerdo a la campaña Work Life.
Con la irrefutable estadística a la mano, analicemos la cultura machista que no solo sostiene un grueso techo de cristal sobre nosotras, sino que opaca lo logrado por las mujeres, quienes simultáneamente enfrentan impedimentos socioculturales del contexto familiar.
Llegando a la parte final de esta línea atemporal mental, les invito a reconocer nuestra posición como hijas e hijos, parejas, amistades y contribuyamos a un nuevo discurso.
Es importante colaborar en un sistema donde las mujeres trabajadoras puedan desarrollar el proyecto de vida que deseen, donde los cónyuges y parejas primarias se desprendan de la patriarcalidad del concepto de “proveedor” como masculino.
Con el propósito de adornar un verso, un autor puede usar ciertas figuras retóricas. Una de ellas, el oxímoron, me parece la más adecuada en las ironías de la brecha de género. Dos palabras contrarias conceptualizadas en conjunto. Existiendo entre nosotras las mujeres trabajadoras y nuestros colegas el deber de convertir esta decoración literaria de “el perjudicial éxito” a la siguiente metáfora: “el futuro es feminista”.