Los efectos climatológicos estimulan las desigualdades de género; las mujeres y niñas son quienes se ven más afectadas en razón de seguridad y riesgos de salud en comparación con los hombres.
- Mayor cantidad de mujeres fallecen a consecuencia de los desastres naturales, dadas las condiciones precarias de su vivienda
- Los organismos reguladores del cambio climático tienen la tarea de optimizar el estudio con perspectiva de género
Durante los últimos años el planeta se ha visto inmerso en los problemas y devastaciones que el cambio climático ocasiona. En los medios de comunicación se informa con monotonía el desgaste natural que se vive en todo el mundo.
Sin embargo, aunque parezcan irrelevantes, en realidad estos temas también están relacionados con las mujeres. Los desastres climatológicos estimulan las desigualdades de género arraigadas en los poblados con situaciones de precariedad y pobreza.
Las mujeres representan dos tercios de la fuerza de trabajo en los países menos desarrollados. Se encuentran expuestas a la desertización provocada por el desgaste de la capa de ozono debido al efecto invernadero.
De forma general, el impacto de la variabilidad climática ha alterado las producciones agrícolas, con mayor fuerza en las regiones africanas. Al ser poblados con colectivos arraigados a la jefatura femenina dentro del núcleo familiar, se presenta la generación de hambruna extrema hacia las mujeres que proveen a su hogar, puesto que reciben los sobrantes.
Según informes y estudios realizados por la ONU (Organización de las Naciones Unidas), las mujeres y niñas son quienes se ven más afectadas en razón de seguridad y riesgos de salud. Además asumen más cargas domésticas o alimentarias cuando ocurren desabastos de alimentos; son ellas las que se consideran como generadoras de 60 por ciento de la comida del hogar y el mismo porcentaje equivale a las que sufren desnutrición en el mundo.
Las mujeres africanas, al no contar con electrodomésticos, sufren una mayor tasa de mortalidad por los ambientes de humo. Además, ellas son las encargadas de recolectar la biomasa para hornos en jornadas extremas.
Ante las dificultades presentadas por sequías o lluvias torrenciales, las mujeres jefas de familia se han visto en la necesidad de huir de sus hogares, provocando afectaciones en su calidad de vida y salud.
Son las mujeres quienes caminan más para la obtención de agua en regiones como el Corredor Seco de África Central, donde se ven afectadas por enfermedades como el zika y el dengue, epidemias que se exacerbaron con el cambio climático.
En Pakistán, incluso son afectadas por la violencia doméstica al verse imposibilitadas de proveer diariamente alimentos y agua debido a la sequía y desertización.
Para el caso de México, debido a la sobrefertilización de los suelos y la sequía que presenta la agricultura del noreste, fueron reducidas las producciones, por lo que dentro de las familias se ha visto incrementado el riesgo de violencia en el hogar.
Otro ejemplo que confirma las afectaciones del cambio climático en ellas es que mayor cantidad de mujeres fallecen a consecuencia de los desastres naturales, dadas las condiciones precarias de su vivienda.
Sin duda, existen un sinfín de causas agravantes en la calidad de vida de las mujeres. Es por ello que, como propuesta y objetivo determinante, los organismos reguladores del cambio climático tienen la tarea de optimizar el estudio con perspectiva de género para su reducción y la población en general tiene la obligación de cuidar su impacto ambiental.







