México se convirtió en pionero en América Latina con la regulación de las Instituciones de Tecnología Financiera; sin embargo, especialistas coinciden en que el marco legal aún requiere ajustes.
El ecosistema Fintech cambió las reglas del juego. Durante décadas, la banca tradicional mantuvo la hegemonía en el sector financiero, pero las empresas tecnológicas pusieron el ojo en segmentos de la población desatendidos durante años, como el de la juventud.
El surgimiento de esta industria en México derivó en la creación de la Ley Fintech, que estableció una reglamentación para dar confianza y protección a los usuarios de servicios financieros. Otras de las intenciones fueron cerrar la brecha de inclusión financiera en el país y promover una mayor competencia en el mercado nacional.
El 1º de marzo de 2018, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó en lo general y en lo particular la Ley Fintech. Una semana después, el entonces presidente Enrique Peña Nieto encabezó el evento de promulgación, al que acudieron banqueros, representantes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), así como de las Instituciones de Tecnología Financiera (ITFs).
“Hay que seguir actualizando la Ley Fintech porque dejaron cosas abiertas por falta de conocimiento y tiempo”
Pamela Soto – Socia fundadora de Legal Project
Fue hasta el 10 de septiembre de ese año que la ley entró en vigor, en medio de un contexto político complejo en la antesala del cambio de gobierno a nivel federal.
Con este marco normativo se le abrió la puerta, principalmente, a las Instituciones de Fondos de Pago Electrónico (IFPE) y a las Instituciones de Financiamiento Colectivo (IFC, o crowdfunding financiero).
Rocío Robles, quien fue responsable del desarrollo de la regulación aplicable a las entidades financieras supervisadas por la CNBV, incluyendo la implementación de la Reforma Financiera de 2014 y para el sector Fintech, considera que el balance es positivo porque la ley establece condiciones que abrieron el apetito de inversionistas nacionales y extranjeros, además de que garantiza la protección de los usuarios.
“México cuenta con un sector mucho más seguro, porque antes estos modelos Fintech se encontraban en una zona gris y no estaba claro si eran permitidos o no. Hoy, las personas tienen la certeza de que estas entidades son reguladas y vigiladas por un organismo gubernamental”, dice la socia en Tenet Consultores.
Una curva de aprendizaje complicada
A pesar de que México se convirtió en punta de lanza en América Latina al impulsar disposiciones legales para las ITFs, el sector enfrentó múltiples desafíos. No sólo desde el lado de las startups, también desde el propio regulador.
En un inicio, ambas partes tuvieron que adaptarse a funcionar bajo un nuevo esquema con requisitos que no existían en el mercado. Esta curva de aprendizaje provocó que los tiempos de revisión de las solicitudes se aplazaran casi 360 días hábiles, pues la misma CNBV solicitó más tiempo.
De igual forma las empresas de tecnología financiera tuvieron que asesorarse para poder reunir toda la documentación solicitada y con ello obtener la autorización.
En la edición Fintech Radar de México 2020 elaborado por Finnovista, se identificaron 441 startups en el sector, cifra superior en 14 por ciento a lo registrado durante 2019. Sin embargo, el surgimiento de nuevas ITFs no va en concordancia con el ritmo de autorizaciones.
“Con esta Ley, las Fintech están entrando al sistema financiero mexicano y eso es como ingresar a Harvard, pero no es fácil. Tienen una gran responsabilidad y si lo logran despertarán el apetito de inversionistas”
Rocío Robles – Socia en Tenet Consultores
Una fecha clave fue el 25 de septiembre de 2019 cuando venció el plazo para que las IFPE e IFC que operaban bajo el artículo octavo transitorio de la Ley Fintech solicitaran al regulador su visto bueno para seguir operando. Aquellas empresas tecnológicas que no estaban bajo el amparo de este artículo tuvieron que suspender sus operaciones para evitar acciones administrativas y penales en su contra.
Desde entonces, la CNBV le ha dado luz verde a este tipo de instituciones con efectos inmediatos distintos. Al 13 de julio de 2021, se otorgaron 14 autorizaciones a solicitantes que cumplieron con los requisitos que establece el marco regulatorio aplicable.
Del total, seis son entidades que ya ejecutaban labores (bajo el octavo transitorio), y ocho corresponden a empresas de nueva creación, por lo que antes de que inicien operaciones y se incorporen al Padrón de Entidades Supervisadas (PES), deberán acreditar el cumplimiento de los requisitos enunciados en el artículo 40 de la Ley Fintech.
De los emprendimientos del sector, 70 por ciento tiene sus operaciones en la Ciudad de México, un 11 por ciento en Monterrey, mientras que Guadalajara concentra el 7 por ciento, de acuerdo con datos de Finnovista. Hoy, el país se consolida como uno de los Fintech hub más importantes de América Latina, junto con Brasil.
La abogada Pamela Soto, socia fundadora de Legal Project, opina que desde el punto de vista jurídico, la ley fue un gran paso tanto para las empresas, como para los usuarios de servicios financieros, aunque aún son necesarios algunos ajustes.
“Era necesario que los mexicanos pudieran contar con entidades reguladas de este tipo, porque previo a la regulación existieron muchos fraudes. La CNBV hizo lo que pudo y no podemos culparla por no entender al 100 por ciento el modelo, pero hay que seguir actualizando la Ley Fintech porque dejaron cosas abiertas por falta de conocimiento y tiempo”, menciona.
Los retos de la regulación
Las empresas Fintech viven una doble situación: por un lado cada vez más jugadores quieren entrar a competir a una industria cuyo valor anual de las operaciones supera los 68 mil millones de pesos y con 4.7 millones de usuarios registrados, de acuerdo con el “Termómetro Fintech” elaborado por Santander en alianza con Finnovista y Google.
Sin embargo, al mismo tiempo deben absorber altos costos para poder operar en México que, con base en estimaciones de la plataforma inmobiliaria briq.mx, llegan hasta los 3 millones de pesos.
En el “Termómetro Fintech” también se destaca que en México, el ecosistema está liderado por un grupo de startups. De las Instituciones de Tecnología Financiera, 70 por ciento ha levantado capital y deuda en los últimos años equivalentes a 629 millones de dólares. No obstante, de las 394 empresas identificadas hasta 2019, sólo ocho concentraban 80 por ciento de esos recursos.
Si bien la Ley Fintech ayudó a regular un sector que crece a pasos agigantados, también significó importantes obstáculos para aquellas startups que no estaban preparadas para hacer frente a ese cambio. Pero para algunas fue posible y se convirtieron en ejemplo de que se puede jugar con las reglas del árbitro.
En julio pasado, M2Crowd se convirtió en el primer crowdfunding inmobiliario en recibir autorización de la CNBV para operar como Institución de Financiamiento Colectivo bajo el marco normativo de la Ley Fintech. En febrero de 2019, la plataforma comenzó el proceso para recibir el visto bueno del regulador; sin embargo, con la pandemia el trámite se retrasó.
Silvia Gutiérrez, directora comercial y asesora de inversionistas de M2Crowd, reconoce la complejidad a la que se enfrentan las Fintech en México para conseguir el permiso, pero asegura que es importante acatar las medidas para proteger al sistema.
“Sin duda es un tema costoso, pero estamos aspirando a algo relevante. No esperábamos que fuera tan elevado y nos encantaría que sea más accesible para otras empresas. Sin embargo, ya estamos en la misma categoría que los bancos, ya que captamos dinero de las personas y tenemos que cumplir con varios controles que son necesarios”, detalla la experta.
El plan de M2Crowd es llegar a 75 mil usuarios para finales de 2021, completar campañas de fondeo de 120 millones de pesos, así como alcanzar un crecimiento de 200 por ciento. En la actualidad, tiene cerca de 30 mil usuarios registrados y una recaudación de más de 300 millones de pesos que le permiten fondear más de 60 proyectos en la Ciudad de México y Querétaro.
Para Rocío Robles, las medias tintas no existen, mucho menos cuando se trata del sector Fintech. En sus más de 16 años de experiencia en asuntos de regulación financiera ha visto la evolución de las instituciones y todas tuvieron que reunir los requisitos para poder operar.
La socia en Tenet Consultores explica que las empresas de tecnología financiera poseen recursos de terceros y por ello deben tener un manejo responsable con el patrimonio de las personas.
“Con esta Ley, las Fintech están entrando al sistema financiero mexicano y eso es como ingresar a Harvard, pero no es fácil. Tienen una gran responsabilidad y si lo logran, despertarán el apetito de inversionistas”, comenta.
Adaptarse al cambio
El crecimiento de las Fintech no se detendrá, pero solo sobrevivirán aquellas que cumplan con todos los requisitos para operar y las que tengan un modelo de negocio innovador
A pesar de que México cayó dos peldaños en el Global Fintech Rankings 2021 al ubicarse en la posición 32 de 83 países, el ecosistema nacional mantiene un gran atractivo para los inversionistas. Una de las mayores fortalezas es que las reglas del sector abordan categorías novedosas que permiten lanzar productos acorde a las necesidades de los usuarios.
Las especialistas consultadas coinciden en que esta industria tecnológica llegó para quedarse, pero debe existir una mayor variedad en los servicios, pues en este momento hay una sobreoferta en el nicho de los pagos electrónicos y en el largo plazo sólo sobrevivirán aquellas startups que empiecen a resolver otras problemáticas.
Pamela Soto forma parte de un despacho que brinda servicios legales a empresas tecnológicas financieras y desde su trinchera percibe la importancia que tienen para la vida de millones de personas, sobre todo, las más jóvenes.
“Parte de la labor que tenemos como sector Fintech es educar acerca de las ventajas de nuestros servicios y productos, pero el usuario también debe ser consciente de los riesgos que hay”
Silvia Gutiérrez – Directora comercial y asesora de inversionistas de M2Crowd
Hacia adelante, la socia fundadora de Legal Project ve un freno de mano porque antes de la ley, las startups podían empezar a innovar y realizar pruebas, pero confía en que sus colegas también se hayan actualizado para entender estas nuevas dinámicas.
“Vamos a ver entidades más reguladas y usuarios mejor protegidos, porque quien no cuente con una autorización no podrá operar, como pasaba con aquellas instituciones que estaban bajo el amparo del octavo transitorio”, expresa.
Las Fintech lograron convertir el teléfono celular en un banco y hacer que se fondearan viviendas de manera colectiva, pero en el camino olvidaron enseñarles a los usuarios la importancia de una buena salud financiera.
De cara a esa situación, Silvia Gutiérrez, directora comercial y asesora de inversionistas de M2Crowd, expone que las empresas deben, en principio, tener un mayor acercamiento con los consumidores, puesto que al ser un servicio 100 por ciento digital todavía hay cierta resistencia entre las generaciones que están arriba de los millennials.
Para el caso de los más jóvenes es necesario que se les asesore acerca de la importancia del crédito y el manejo de este, para hacer un uso responsable y no caer en impago.
“Parte de la labor que tenemos como sector Fintech es educar acerca de las ventajas de nuestros servicios y productos, pero el usuario también debe ser consciente de los riesgos que hay, como en cualquier instrumento financiero”, afirma.